jueves, 12 de agosto de 2010

Festipulenta Vol.7 | Y llegó la gacetilla pulenta... A festejar!



El Festipulenta da (y se da) gustos. Lo hicimos desde el primer fin de semana que copamos el Zaguán haciendo exactamente lo que nos propusimos cuando decidimos encarar esto: un festival como al que nosotros nos gustaría ir. Y nos dimos otro gusto enorme cuando pudimos repetirlo a los tres meses, y ni bien terminó esa segunda edición, cuando supimos que habría un tercero y luego un cuarto, que había Festipulenta para rato. Después trajimos desde Uruguay a los Hablan por la Espalda, hicimos una edición deluxe en el Salón Irreal donde juntamos, a lo largo del fin de semana, casi mil personas en dos días que más de uno va a recordar por mucho tiempo. Vimos cómo bandas que adoptamos desde muy chiquitas sacaban sus primeros discos. Y cómo otras que ya traían más equipaje en sus espaldas empezaron a tocar más seguido y en mejores condiciones. Parece que pasó un siglo, pero fue sólo un año y medio. A la mierda.

Y para no romper la cábala, ya que todo marcha tan bien, en la séptima edición vamos a seguir dándonos gustos. Gustazos. El sábado va a ser una noche de psicodelia bien entendida (que empieza por casa) y rocanroles gastados como los jeans que se heredan de un hermano mayor. La noche de un regreso que ya era más que necesario, urgente. Prietto viaja al Cosmos con Mariano, que no hacían escala en el Festipulenta desde noviembre, tocará buena parte de su inminente doble segundo disco, en la senda de canciones conmovedoras + cuelgues guitarreros marca registrada del dúo más ruidoso. Otros que también están redondeando un segundo disco son los Olfa Meocorde, también habitués de la casa, que aseguran con su presencia la dosis saludable de delirio, con su particular sonido que no es ni postpunk, ni metal progresivo, ni pop, ni noise, pero tiene lo mejor de todo eso. Y si de gustazos hablamos, qué decir el que significa poder traer a La Hermana Menor, una de las mejores bandas de la muy saludable escena montevideana. Absolutamente inclasificables, en este momento parecen andar por rumbos que los aproximan a Beta Band y a Yo la Tengo, aunque siempre pueden descolgarse con deliciosas baladas o furiosos himnos punk. Y para abrir la función, uno de los secretos mejor guardados de la Ciudad. Revolutiva construye solidísimas canciones clásicas, que resuenan a Vox Dei y a Creedence, sobre las que montan una sorprendente lírica revolucionaria. Esperamos que pronto dejen de ser un secreto.

Y el domingo no descansamos, ni a palos. No bajamos ni un cambio. Va a ser una velada para recorrer las distintas delicias que ofrece eso que llamamos canción. Aunque sean algo mutantes, como las de Fútbol, el trío más deforme que pise escenarios porteños. Batería, guitarra y violín, atacan a lo blitzkrieg una especie de postpunk con aires metaleros. Bien distintas son las coloridas composiciones de Los Reyes del Falsete, donde las melodías pegadizas mantienen en cauce la improvisación que los eleva a su punto más alto (como pasa en todo equipo que juega de memoria). Y el catálogo cancionero no estaría completo sin la presencia de Antolín. Artista plástico y poeta, sus bellísimas canciones son diapositivas generacionales que hechizaron a un aún pequeño pero ferviente público y en menos de un año ya fueron versionadas por Javi Punga y 107 Faunos, entre otros. Los benjamines de la noche serán los Androide Mariana: destacados de la nueva-nueva generación de grupos del sur del conurbano, ponen la guitarras bien adelante en temas luminosos y poco solemnes que remiten a dos bandas igualmente súper: Supergrass y Superchango. ¡Salud!

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