Al día siguiente del gran Festipulenta que vivimos, nos enteramos que un par de tuiteros malintencionados y un periodista ídem que se hizo eco buscaron sembrar dudas sobre la razón de ser del festival: su origen, su difusión, el lugar donde muchas veces lo hacemos, etc. Siempre tratando de relacionarlo con alguna motivación k o estatal (?). Todo muy absurdo, por supuesto. Pero también muy jodido y malaleche como para no contestar detenidamente. Acá nuestro descargo en tuiter
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